Escrito: Vistas

 Hace frío y llueve. Los autos dejarán de pasar en una media hora, cuando la hora pico termine. Coincidir en una hora y media, cuando todo esté más tranquilo, suena prometedor. Átate el pelo o déjalo suelto, tu mas que nadie sabe que esos detalles no me importan.
 En un rato toma el paraguas y alcanza el subterráneo de la estación Pueyrredon, ésa que queda cerca de tu casa. No te bajes hasta el final del recorrido, es una linea vieja así que el trayecto es corto.
 Cuando llegues, subí las escaleras de la salida sur y de ahí tres cuadras por Corrientes. Es un hotel al paso, de ésos que usa la gente por una noche, pero hablé con el dueño y me dijo que hoy por ser martes no hay mucho movimiento. No preguntes por mí o el número de mi habitación, yo estaré recostado en la ventana, mirando el paisaje y la lluvia caer o, pensando de que hablar cuando te tenga en frente o, simplemente fumando.
 Cuando llegues sácate los zapatos y la ropa húmeda, no quiero que te enfermes por esta locura. Hablemos de la vida, algo interesante en estos años sin vernos te tuvo que haber pasado. Yo pensé en preguntarte por tu viaje a Marsella y éso me dará pie para destapar un vino tinto que traje exclusivamente para nuestro encuentro.
 Entre copa y copa nos seduciremos y cada oración será una invitación a besarnos. En un momento de la noche la ropa empezara a molestarnos e insinuaré como quien no quiere la cosa a sacárnosla. Hablaré de tu desnudez y la recorreré con la vista sin cansancio. Te hablaré en francés y haremos el amor que tanto nos decimos tener. 

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