Escrito: Efecto Cortázar

 Y siento (sí, por fin siento algo) un gran vacío dentro. No me malinterpretes, pero el alma es como una bolsa en la que solo entran un par de cosas: un poco de ésto, algo de ésto otro. Pero nunca entra lo suficiente, por mas que te sientas lleno miras a la bolsa y solo tiene basura, ¿me seguís? Y yo me pregunto (sí, por fin me pregunto algo) ¿cómo hago para no llenarme de porquerías si me desborda cada situación en la que estás como protagonista? ¿Cómo pretendes que me sienta libre si en cada paso que doy siento tu respiración en mi cuello? Es lógico, para mi, el dejar mi vida en cada instante si siento que, en algún lugar, estás juzgándome por algo que ambos sabemos no tiene importancia.
 Estoy estancado y no quiero delegar culpas. Soy consciente de que el máximo responsable de ésta vorágine soy yo, pero ¿cómo no voy a ser yo el causante de lo que pasa en mi vida? ¿Cómo dejé que penetres en mi tan profundo tus inseguridades haciéndome creer que son mías también? Yo no quería esto, pero la bolsa se llena en un dos por tres y aunque ya no quepa mas, se sigue llenando hasta llegar a un punto en el que sos un basurero tan grande que lo único que te libera es tirarle la basura a alguien más.
 Y yo digo (sí, yo me digo) que las lágrimas que suelo botar en cada noche que te recuerdo no son mas que un agradecimiento al alejarte de mi. Una especie de tributo, un acto de amor tan puro hacia mi que me desorienta que venga de vos. No es por egoísta pero son lo único bueno que dejaste al partir mi corazón: mis lágrimas.

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